¿Cuándo se operan las vegetaciones?

Sábado 15 de Mayo del 2021

Niña durmiendo y respirando por la boca.

Las vegetaciones crecen con las infecciones.

“Las vegetaciones o adenoides son un acúmulo de tejido linfoide -es decir, tejido defensivo parecido a las amígdalas- que se sitúa en la parte posterior de la nariz, en la zona que se conoce como rinofaringe. Forma parte de un anillo de tejido defensivo (anillo de Waldeyer) que está formado por las amígdalas, las adenoides y la amígdala lingual, cuya función es protegernos de todo lo que entra por la nariz y por la boca”, describe Alejandro Lowy, presidente de la Comisión de ORL Pediátrica de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC)

Este tejido existe siempre, pero en niños puede ser más grande de lo que debería y dar lugar a clínica obstructiva (es lo que se llama hipertrofia adenoidea y se conoce como “vegetaciones”). La edad de diagnóstico es variable, siendo lo más frecuente entre los 3-4 y los 6-7 años, aunque en ambos extremos (menores de 2 años y niños mayores) es menos frecuente pero no excepcional. No en todos los casos en los que hay hipertrofia adenoidea es necesario operarla.

Según Lowy, “la causa principal del crecimiento de las vegetaciones es el incremento de la actividad del sistema inmunitario en niños pequeños. Al ser tejido linfoide, como sucede con los ganglios linfáticos, crece con las infecciones. Por tanto, los cuadros catarrales son un factor que hace que aumenten aún más de tamaño -es frecuente que en aquellos niños con vegetaciones grandes, en caso de catarro, tiendan a empeorar los signos obstructivos como el ronquido-”.

¿Son la causa de otras enfermedades?

El especialista en Otorrinolaringología pediátrica explica que las vegetaciones pueden ser de por sí causantes de cuadros de obstrucción nasal crónica que dan lugar, en su grado más extremo, al síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (Sahos). Son esos niños que roncan, pero que además hacen pausas respiratorias por la obstrucción (las llamadas “apneas”). 

Si no se trata la obstrucción nasal crónica, esta puede alterar -por distintos mecanismos- el crecimiento facial y condicionar que estos niños sean roncadores de adultos además de presentar problemas de ortodoncia

También se sabe que las vegetaciones se relacionan con procesos infecciosos, ya que pueden estar colonizadas por bacterias que forman “biofilms” (unas estructuras bacterianas organizadas, que a su vez contribuyen al desarrollo de otitis, sinusitis, etc.). 

Los signos para llevar al niño a un especialista

Puede existir una hipertrofia adenoidea leve que pase totalmente asintomática, pero cuando las vegetaciones producen síntomas pueden ser de dos tipos. Es posible que produzcan cuadros obstructivos y/o cuadros infecciosos.

Los síntomas obstructivos son, principalmente, el ronquido y el síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño y los infecciosos, generalmente, otitis y/o sinusitis. 

¿Las vegetaciones suelen ir asociadas a amígdalas hipertróficas? “Es frecuente, pero no es obligatorio. Hay niños con vegetaciones grandes y amígdalas pequeñas; otros, tienen solo las amígdalas hipertróficas; y otros, tienen tanto las amígdalas como las adenoides hipertróficas”.

Profundizando en las señales presentes en el niño que deben hacer a los padres acudir al otorrinolaringólogo para consultar sobre vegetaciones, Lowy describe lo siguiente: “El signo más típico de la obstrucción adenoidea es el ronquido nocturno con respiración oral que se produce fuera de cuadros catarrales y de mocos. Si se asocia a pausas de apneas, mala calidad del sueño, despertares frecuentes, cambios de carácter y tiraje (la consecuencia de la obstrucción respiratoria que condiciona una presión negativa dentro del tórax que hace que se hundan las costillas, el esternón, el abdomen…) podemos estar ante el ya mencionado síndrome de apnea-hipoponea obstructiva del sueño”.

En niños con otitis medias de repetición, otitis serosa (acúmulo de moco en el oído) o sinusitis de repetición también es aconsejable consultar con el especialista para descartar la implicación de las vegetaciones en estos cuadros.

¿Cuándo hay que operar las vegetaciones?

Si las vegetaciones no son sintomáticas, no precisan tratamiento”, afirma Lowy. “Hay estudios de investigación recientes que demuestran la eficacia del uso de corticoides tópicos nasales para mejorar los síntomas obstructivos e infecciosos de la hipertrofia adenoidea, pero cuando los síntomas son graves, refractarios o afectan a la calidad de vida de forma considerable, se recurre a la cirugía (la adenoidectomía)”.

En los últimos años, explica el especialista en Otorrinolaringología pediátrica, las indicaciones de la cirugía de amígdalas y adenoides han ido cambiando de ser mayoritariamente por infecciones a ser por problemas obstructivos. Si para los niños con amigdalitis de repetición no era necesario operar las vegetaciones, cuando los cuadros son por obstrucción sí se tiende a asociar con mucha más frecuencia la cirugía adenoidea, por lo que la tendencia no es a disminuir las intervenciones quirúrgicas.